La Base de la Fuerza Aérea Tyndall (AFB), en Florida, está situada directamente en la línea costera del Golfo de México, lo que la hace especialmente vulnerable a los huracanes y sus efectos. Debido a su baja elevación de aproximadamente 6-9 pies sobre el nivel del mar, la región es altamente susceptible a las marejadas ciclónicas, el viento dañino, las fuertes lluvias y las inundaciones. Estas condiciones, junto con la amplia exposición costera del área, significan que incluso las tormentas tropicales y los huracanes de menor grado pueden causar daños sustanciales. En los últimos 30 años, la Tyndall AFB ha sido golpeada por varias tormentas significativas, pero ninguna fue tan severa como el Huracán Michael en 2018. Este huracán de categoría 5 devastó la base aérea, causando daños extensos a casi todas las estructuras y conduciendo a un esfuerzo masivo de reconstrucción. Anteriormente, en 1995, el Huracán Opal de categoría 3 pasó al oeste de Tyndall AFB, causando daños significativos. Dada esta historia y su ubicación geográfica, es vital mantener una preparación constante para huracanes e implementar rápidamente órdenes de evacuación cuando una tormenta es inminente.