Gladeview, ubicada aproximadamente a cinco millas de la costa del Atlántico, se encuentra en una ubicación privilegiada que proporciona cierto grado de protección contra el embate inmediato de los huracanes del Atlántico si impactan directamente. Sin embargo, debido a su proximidad a la costa, es propensa a impactos indirectos como fuertes lluvias y vientos fuertes. La característica geográfica de Gladeview es principalmente plana con una elevación muy baja, lo que la hace vulnerable a las inundaciones, particularmente durante un evento de marejada ciclónica. Esto se ve agravado aún más debido al alto nivel del acuífero y la gran cobertura urbana impermeable que intensifica el escurrimiento superficial del agua y el riesgo de inundaciones repentinas. Históricamente, Gladeview ha soportado impactos significativos debido a los grandes huracanes en los últimos 30 años. Notablemente, el huracán Andrew en 1992 produjo devastadores daños por viento en toda la región. Aunque Gladeview se salvó de la intensidad máxima de Andrew, la localidad aún sufrió graves daños por viento y pérdida de energía. Otra tormenta notable incluye el huracán Irma en 2017. Como un huracán de categoría 4 al llegar a tierra en Florida, Irma causó inundaciones significativas en Gladeview debido a las fuertes lluvias y la marejada ciclónica. Por tanto, aunque los residentes de Gladeview pueden estar algo protegidos de los golpes directos de un huracán, los impactos de los vientos, las fuertes lluvias, la marejada ciclónica y las inundaciones acompañantes representan amenazas sustanciales y son factores que deben considerarse en cualquier medida de preparación para huracanes.